La autovacuna -o terapia inmunológica individualizada, a partir de patógenos inactivados, previamente extraídos del propio paciente- supone un importante avance terapéutico frente a la terapia antibiótica convencional en infecciones altamente recidivantes. La principal diana terapéutica de las autovacunas está constituida, principalmente, por infecciones de muy alta prevalencia frente a las cuales la antibioterapia puede resultar ineficaz o, incluso, contraproducente, debido a que su utilización reiterada conduce al desarrollo de resistencias, que dejan el organismo aun más indefenso frente a nuevas infecciones. El nuevo sistema de autovacunas individualizadas consigue una mayor respuesta inmunogénica en el huésped, mejorando la inmunidad general, incrementando la inmunidad específica frente al patógeno que causa la infección y, por último, asegurando y potenciando dicha respuesta específica mediante la extracción de la carga bacteriana del propio paciente.