La enfermería familiar y comunitaria exige su reconocimiento

El 13 de mayo de 2011 iniciaron su formación 132 enfermeros y enfermeras residentes para especializarse en la nueva especialidad de Enfermería Familiar y Comunitaria (EFyC). A estas alturas, dos promociones han finalizado la residencia y otras dos están en marcha. La paradoja es que el reconocimiento de la especialidad es prácticamente inexistente por parte de la mayoría de las administraciones sanitarias.

La constante evolución de los conocimientos científicos, los medios técnicos y el propio sistema sanitario, así como la modificación de los patrones epidemiológicos, la evolución de la pirámide de población y las necesidades de atención y cuidados especializados que demandan los pacientes y usuarios del SNS justificaban, según su propio redactado, una nueva regulación de las especialidades de enfermería, recogida hace algo más de nueve años en el Real Decreto 450/2005, de 22 de abril. Con aquella norma nacía oficialmente en nuestro país la especialidad de EFyC. El resto de especialidades aprobadas eran la Obstétrico-Ginecológica, de Salud Mental, Geriátrica, del Trabajo, de Cuidados Médico-Quirúrgicos y Pediátrica.

Para José Ramón Martínez Riera, presidente de la Asociación de Enfermería Comunitaria (AEC), la necesidad de la especialidad de EFyC «la marcan las demandas de la población, derivadas de los múltiples cambios que se han venido produciendo en los últimos años, y que exigen profesionales cada vez mejor preparados y con competencias muy específicas en determinados ámbitos. En el caso de la EFyC, esas competencias no se restringen sólo al ámbito de la atención primaria, sino también al sociosanitario».

Cinco años después del Real Decreto, con la Orden SAS/1729/2010, de 17 de junio, se aprobaba y publicaba el programa formativo de la especialidad de EFyC. Le siguió la primera convocatoria para el acceso a plazas de formación sanitaria especializada, la acreditación de las primeras unidades docentes y la formación de los primeros especialistas.
En primavera de 2013 finalizaron su formación los 132 profesionales integrantes de la primera promoción. Según explica Àlex del Río, residente de segundo año, «hay unos 200 residentes por promoción. Actualmente vamos por la cuarta, así que cuando termine seremos unos 800 especialistas en EFyC».

Falta de reconocimiento
Sin embargo, creada la especialidad y con unos pocos cientos de especialistas ya formados por la vía EIR, sorprende que la gran mayoría de comunidades autónomas españolas no los tengan en cuenta. En todo este tiempo sólo se ha convocado una única plaza para especialista en EFyC en todo el país, concretamente en Alicante.

Tras concluir el periodo de formación de la primera promoción de enfermeros especialistas, el presidente de la AEC denunció que ninguna administración sanitaria se había pronunciado ni había agilizado los procesos para permitir que los nuevos especialistas se incorporaran al Sistema Nacional de Salud (SNS). A su juicio, la situación que vivían los especialistas y el resto de residentes aún en formación era de «incredulidad e incertidumbre». En un comunicado, la AEC expresaba su profundo malestar por «la indefinición, silencio y desprecio a las peticiones propuestas planteadas por la asociación» a los consejeros sanitarios autonómicos.

Dada esta situación, podían considerarse un gran derroche los millones de euros gastados en la formación especializada de profesionales a los que nos se facilita su incorporación al sistema. «En una situación social, demográfica y económica tan grave como la que estamos atravesando, en la que la racionalización de los recursos resulta tan importante como necesaria, parece cuanto menos éticamente reprobable que los responsables de la sanidad española, tanto nacional como autonómica, se dediquen a malgastar el dinero de todos con políticas irresponsables, exentas de planificación y con miras tan sólo a la rentabilidad política», denunciaba Martínez Riera.
Asimismo, a principios del pasado mes de agosto la Federación de Sanidad y Sectores Sociosanitarios de CCOO (FSS-CCOO), la Federación de Asociaciones de Enfermería Comunitaria y Atención Primaria (FAECAP) y el sindicato CSI-F denunciaron nuevamente la falta de compromiso y planificación de los Ministerios de Sanidad y Educación respecto a la creación de las categorías de especialista de enfermería, y más concretamente EFyC.

Estas organizaciones exigen la regulación de la categoría profesional del especialista en EFyC antes de finalizar el año 2015, en el seno del Ámbito de Negociación del SNS.

Ausencia de reconocimiento
El presidente de la AEC, Martínez Riera, explica a 7DM que «el hecho de que la especialidad no esté reconocida en todo el ámbito estatal es una gran paradoja. Cuando entró en vigor el Decreto que regulaba las especialidades, lo lógico hubiera sido identificar los marcos competenciales en los que debían incorporarse posteriormente los especialistas en EFyC. Pero no se hizo. Por el contrario, se apostó por la creación progresiva de cada vez más unidades docentes que han ido formando más promociones de especialistas, los cuales, lejos de tener un futuro claro, han comprobado que no tienen un lugar donde desarrollar las competencias que han adquirido durante sus dos años de formación especializada. Esto supone un gran perjuicio tanto para los profesionales que están haciendo la especialidad como para la sociedad en general, porque les hurta la posibilidad de tener los servicios que precisa, así como un gran despilfarro de recursos públicos».

Todas las comunidades autónomas han creado unidades docentes, pero no se ha generado un marco competencial ni se han creado plazas específicas a las que se puedan incorporar los nuevos especialistas. Es lo que viene reivindicando desde hace tiempo la AEC y, finalmente, se ha conseguido que en Alicante, provincia donde trabaja Martínez Riera, se haya convocado recientemente la primera plaza de especialista en EFyC de España. Además, anuncia que en breve se convocarán otras dos en Castellón y Valencia.

De este modo, la Comunidad Valenciana es la única que reconoce oficialmente la especialidad. No obstante, tal como apunta Àlex del Río, se han producido algunos movimientos en otras comunidades autónomas, donde se han promovido pactos de contratación en sus bolsas de trabajo que pueden considerarse un primer paso hacia la creación de una categoría profesional, tras llegar a acuerdos con los sindicatos mayoritarios y los colegios profesionales. «Lo que se pretende –comenta– es que el profesional que se está formando durante el periodo de residencia pueda tener trabajo. Esto puede encontrar cabida en estos pactos de contratación que, en cierto sentido, priorizan a los especialistas formados. El siguiente paso, cuando cada órgano lo considere conveniente, será la creación de la categoría profesional en cada comunidad».

Este tipo de pactos se han alcanzado en Galicia, Asturias y Castilla y León, y se están negociando con sindicatos y colegios en Aragón, Castilla-La Mancha y Comunidad de Madrid.

Se trata de avances importantes, pero a juicio de Martínez Riera insuficientes. «No se puede trabajar a base de impulsos que muchas veces obedecen a cuestiones políticas y no a una planificación seria de necesidades reales de la población –declara–. Hay que tener una idea clara de que la inversión que se está realizando en la formación de especialistas debe ir emparejada a la creación de plazas específicas para ellos. Lo lógico sería que cuando una comunidad autónoma oferte un número determinado de plazas de formación en sus unidades docentes, ese mismo número sea el de plazas de trabajo para incorporar al sistema».

Con él coincide Alba Brugués, vicepresidenta de la Asociació d'Infermeria Familiar y Comunitària de Catalunya (AIFiCC), quien señala que «cada comunidad autónoma va a su ritmo y parece que (al contrario que el programa docente, centralizado con un mismo temario, rotaciones, etc.) el reconocimiento y adecuación del puesto de trabajo a los especialistas en EFyC en cada comunidad autónoma está sujeto a la voluntad política de cada una».

Respecto a por qué en Cataluña el desarrollo parece ir más lento que en otros lugares, Brugués opina que «aparte de la poca o nula voluntad política que nos hemos encontrado por parte de la administración, esto puede deberse al propio modelo de salud catalán de sistema multiproveedor. Mientras que en otras comunidades autónomas este proceso de reconocimiento sólo recae en un sólo proveedor del sistema público, en Cataluña esta negociación requiere más interlocutores, lo cual complica los acuerdos».

En cuanto a posibles soluciones a esta confusa situación, la vicepresidenta de la AIFiCC indica que «la medida más urgente es aplicar una puntuación más elevada a las enfermeras con el título de especialista en EFyC que accedan a las bolsas de trabajo y concursos de traslado de AP. Esta medida daría la oportunidad a los especialistas en EFyC a trabajar en lo que se han formado, al mismo tiempo que podrían ampliar su currículum para el acceso a plazas en propiedad en los concursos-oposición. Y acto seguido habría que definir el puesto de trabajo y la categoría profesional. Estas dos acciones seguramente requieren más compromiso político. Otra acción, que han aplicado algunas comunidades autónomas, es cubrir las bajas que se vayan produciendo por jubilación por especialistas en EFyC».

Brugués también denuncia que no se realizó una planificación adecuada cuando tocaba. Sin embargo, reconoce que la implantación de la formación en EFyC era la primera vez que se hacía en España, al contrario de otras especialidades enfermeras, que contaban con una trayectoria más prolongada. «El compromiso era empezar con pocas plazas –recuerda– para ir adaptando progresivamente el programa docente y formativo. Este aumento fue en Cataluña de 18 a 34 plazas y en España de 132 a 244 en 4 años, cantidad que no es ni mucho menos la deseada, pero que va en aumento. A estas plazas de especialista se tendrían que sumar las que accederán por la vía extraordinaria, que esperemos que no se demore más que en el transcurso del 2015. De este modo, se podrá hacer el recambio generacional de todas las enfermeras de AP por especialistas en EFyC de forma gradual».

Vía extraordinaria en vía muerta
José Ramón Martínez Riera explica que cuando se publicó el Real Decreto 450/2005 se contemplaba el acceso a la especialidad por la denominada vía extraordinaria, para aquellas enfermeras que acreditasen una experiencia previa y superasen una prueba específica. «El problema es que después de 9 años no se ha concretado dicho acceso ni se sabe cuándo se hará –añade–. ¿Qué está ocasionando esto? Pues, por ejemplo, que los profesionales que actualmente están actuando como tutores del proceso de formación de residentes no sean especialistas. Los están formando enfermeras "expertas" no reconocidas como especialistas. Asimismo, cuando se creen plazas específicas de especialistas tan solo podrán acceder a ellas quienes posean el título de especialista (como es el caso de la recién convocada plaza de Alicante), es decir, quienes hayan hecho la especialidad a través del programa EIR, pero no podrán optar aquellas enfermeras que, de haberse desarrollado la prueba extraordinaria, podrían estar en posesión de la especialidad».

En la misma línea, FSS-CCOO, FAECAP y CSI-F reclamaron el mes pasado la celebración inmediata de la prueba de competencia para el acceso al título de especialista por la vía extraordinaria, y que se realice el proceso de evaluación de la prueba, igualmente de forma inmediata. «El Ministerio de Educación está retrasando injustificadamente la celebración de esta prueba –declararon–, lo cual está suponiendo que sean más de 25.000 las enfermeras y enfermeros en ese limbo que les sitúa como especialistas sin título oficial».

Recelos
Para el presidente de la AEC, esta situación, unida a que todavía no se ha concretado un marco competencial específico para la especialidad de EFyC -como por ejemplo sí existe para el caso de la especialidad de matrona-, hace que exista cierto recelo por parte de las actuales enfermeras «expertas» ante la posible incorporación de las especialistas. «Si a todo ello unimos que se están empezando a plantear puntuaciones diferenciadoras para quienes posean la especialidad a la hora de acceder a una plaza de enfermería en AP, hace que no tan sólo se mire con recelo, sino que se rechace dicho acceso diferenciador para unas plazas que no tienen competencias específicas de especialidad», añade Martínez Riera.

Concluye que, mientras no se concreten las competencias que las enfermeras tienen que asumir en función de que sean especialistas o no, y se concreten de manera diferenciada los baremos de acceso, se seguirán generando posicionamientos de enfrentamiento entre las propias enfermeras. «Pienso que los enemigos no pueden ni deben ser las enfermeras –subraya–, sino quienes con sus decisiones o su nula capacidad para adoptarlas conducen a una confrontación tan innecesaria como dañina para las enfermeras y para las personas, familias y comunidad a las que se debe atender. La convivencia entre enfermeras especialistas y enfermeras expertas tan sólo será posible mediante la concreción clara y diferenciada de sus respectivos marcos competenciales».

Àlex del Río también hace una reflexión en relación con los conflictos que podrían darse dentro del propio colectivo. «La mayoría de profesionales de enfermería están muy a favor de las especialidades –dice–, puesto que suponen un avance para la profesión. La enfermería es una profesión que se ha ido motivando ella misma y ahora está dando un paso más en su evolución natural. Sin embargo, hay algunos miedos, aunque la mayor parte proceden de otros colectivos. Diría que la mayoría de profesionales está a favor, y en el ámbito de la AP la especialidad es algo demandado desde hace mucho tiempo. Existe una sensación de haber alcanzado una meta que se perseguía desde hace años».

Apoyo de los médicos de familia
El apoyo a la especialidad también procede de otros profesionales sanitarios. Para Àlex del Río, «tanto el colectivo médico como enfermero ven positivamente este cambio. Los médicos también atravesaron un proceso similar en su día y para ellos es muy fácil conectar con los nuevos especialistas».

Lo confirma Jordi Daniel, médico de familia de El Morell (Tarragona) y vicepresidente de la Societat Catalana de Medicina Familiar i Comunitària (CAMFiC). «Los médicos de familia valoramos de forma muy positiva la existencia de enfermeras especialistas en EFyC –afirma–. La especialización provocará en el futuro un aumento de la competencia profesional en aspectos tan importantes como son los cuidados integrales, la atención domiciliaria, la atención a los enfermos crónicos, el fomento del autocuidado y las actividades preventivas a lo largo de la vida de las personas que, conjuntamente con el medico de familia, requerirá de una distribución de responsabilidades asistenciales. El desarrollo de la especialidad contribuirá también a una mejora de la resolución de los problemas de salud del conjunto de la AP».
Cómo se ha dicho, en su momento los médicos de familia también afrontaron el proceso de desarrollo e implantación de su especialidad. «Conocemos muy bien lo que representa la especialización –señala Jordi Daniel–. La creación de nuestra especialidad provocó un cambio de modelo en la práctica profesional y en el sistema que nos ha llevado a un modelo sanitario basado en la AP».

«Creemos que el modelo está creciendo y manteniéndose con muchas dificultades –continúa– en relación con la distribución de los recursos dentro del propio sistema y con la excesiva visión hospitalaria de la atención sanitaria. Pero es en los propios profesionales especialistas, tanto médicos como de enfermería, donde radica la gran capacidad que tenemos de defender y potenciar el modelo basado en la AP, modelo que ha demostrado ser el más justo, eficiente y próximo para las personas y la comunidad». 

 

Reivindicaciones de la AEC

La AEC envió hace tiempo a todas las consejerías de salud autonómicas una carta con las siguientes propuestas en relación con los especialistas en EFyC:
• En todas las pruebas de acceso a cualquier plaza de enfermera de equipos de Atención Primaria (AP), tanto concurso como concurso-oposición o concurso de traslados, que la posesión de la especialidad sea considerada como mérito principal con un peso significativo que discrimine positivamente a las especialistas.
• Establecer especificidad en las bolsas de demandantes de empleo para los diferentes ámbitos o niveles de la atención sanitaria, es decir, que exista una bolsa específica para AP. Dentro de los méritos puntuados en dichas bolsas, valorar de forma significativa la posesión del título de especialista en EFyC. Asimismo, contabilizar como tiempo trabajado en el sistema sanitario público el tiempo de duración de la formación especializada (residencia), que en la actualidad es de dos años, como ya sucede con residentes de otras especialidades de ciencias de la salud.
• En cuanto a los puestos a ocupar por las especialistas:
– Enfermeras Comunitarias Gestoras de Casos.
– Enfermeras de Coordinación Sociosanitaria.
– Enfermeras de Gestión (direcciones de Enfermería de AP, coordinadoras...).
– Enfermeras de Gestión de Cuidados Integrados (en función del tamaño del centro y de las características de riesgo de exclusión social y sanitaria, alto índice de multiculturalidad, población envejecida, dispersión geográfica con poblaciones aisladas, etc.).
– Puestos de Técnicos de Salud Pública.
– Aquellos puestos de trabajo que dentro de la intervención comunitaria requieran de una especialización de funciones, como pueden ser: enfermeras ubicadas en los centros de orientación familiar, enfermeras escolares, enfermeras referentes en hospitalización en domicilio, enfermeras referentes en cirugía menor, enfermeras educadoras, enfermeras evaluadoras (por ejemplo, para la Ley de la Dependencia), entre otros.
• En todos los casos la incorporación puede ser gradual, pero deberían quedar claramente definidos los puestos a ocupar por especialistas.

 

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  • Modificado por última vez en Jueves, 09 Octubre 2014 15:34
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